PRIMER BACHILLERATO DE BARILOCHE
Los bachilleratos populares nacen después del 2001, cuando distintas organizaciones sociales, territoriales, sindicales, de trabajadores desocupados y fábricas recuperadas, comienzan a tomar la educación en sus manos. Por un lado, surgen como una legítima forma de resistencia a las reformas neoliberales de los ’90 dando respuesta a un proceso de expulsión educativa. Por el otro, se organizaron en acción política creando escuelas para construir poder popular.
Tomando como referentes las experiencias del MST de Brasil, las escuelas autónomas del EZLN y otras emergentes de educación popular latinoamericanas, los bachilleratos se fueron multiplicando, hasta llegar a ser más de 100 bachilleratos distribuidos por el país.
Los bachilleratos de jóvenes y adultos se consideran como organizaciones sociales porque, con los saberes del barrio y el territorio, se construye conocimiento y organización colectiva desde la educación popular.
En este sentido, la educación popular recupera y resignifica las prácticas educativas vinculadas a proyectos de transformación social, pensando a la escuela como un espacio que construimos entre todos y las problemáticas que nos atraviesan.
Es en este sitio donde los saberes contrahegemónicos, de lucha y resistencia se hacen carne como parte de un proyecto apoyado en el poder popular y la autonomía. Así se rompe con la idea de la escuela alienante que forma a los estudiantes para el mercado.
Los educadores, se reconocen como trabajadores de la educación y por eso luchan por una educación pública y popular. De esta manera, mediante diversas manifestaciones lograron ser oficializados como escuelas estatales.
Quienes conforman los bachis, creen que la escuela se construye con el barrio y la comunidad, articulando educación y militancia, producción de conocimientos y organización popular. Por esta razón, no está pensado como un lugar encerrado entre cuatro paredes sino con la capacidad de trascender sus propias fronteras y ser un todo integrado con la comunidad, en un proyecto de transformación educativa y social.
“Nadie libera a nadie, nadie se libera solo. Los seres humanos se liberan en comunión”. Paulo Freire
Nuestro Bachillerato Popular
A principios del 2014 en Bariloche, el Centro de Educación Popular Antonio Alac, armó el primer Encuentro de Educación Popular, convocando a distintas organizaciones territoriales de la ciudad. Allí, surge entre los participantes la propuesta de construir un bachillerato popular.
Es así como, a mediados del 2015, quienes nos denominamos Grupo de Educadores Populares Patagónicos, comenzamos a proyectar un espacio de aprendizaje basado en la educación popular en vistas de conformar el primer bachillerato popular de Bariloche.
De esta manera, de las ganas, el esfuerzo, la militancia y con el objetivo principal de contribuir a la formación de sujetos críticos, políticos, participativos, comprometidos con la sociedad nos ubicamos en uno de los barrios del alto de Bariloche, las 169 viviendas. Este lugar, fue elegido por el valor simbólico ya que es aquí, en estas calles, donde ocurrió el asesinato de tres pibes el 17 de junio del 2010.
Así fue como, este año, nos reunimos en comisiones y comenzamos funcionando con un espacio de apoyo escolar para primaria y secundaria al que se acercaron niños/as y jóvenes del barrio.
Además, realizamos diversas actividades con otras organizaciones y además armamos un festival, a fin de recaudar fondos, donde compartimos una jornada de mural, exposición de artesanías y contamos con la participación de artistas compañeros/as de diversos géneros musicales: Ayay Mama, Rapsistencia, Negra Murguera, entre otros.
También, con el fin de conocer más el territorio en el que nos encontramos insertos, realizamos un mapa social y educativo de los territorios vecinos para evaluar el porcentaje de población de jóvenes y adultos que quedan fuera del sistema. Los resultados fueron significativos, observamos que gran parte de los vecinos no han finalizado sus cursadas por diversos motivos: trabajo, maternidad, falta de tiempo o recursos, entre otros.
La discontinuidad en los estudios secundarios es una problemática que atañe principalmente a los sectores populares, a la clase trabajadora, por lo que vemos imperioso como militantes sociales y trabajadores de la educación, generar este espacio, como una herramienta fundamental para la organización política de los actores sociales en pos de la transformación de su propia realidad.
Pero en la realidad, una de las pocas opciones de las clases populares, son políticas públicas focalizadas (programas de matriz neoliberal, como los denominados FINES) que no hacen otra cosa que precarizar el campo formativo y reproducir los aspectos más regresivos del sistema: baja calidad académica, ausentismo y escasa promoción de la apropiación para los estudiantes.
Otro paso que dimos, fue empezar a ver de qué modo nuestro Bachi encontraría un marco formal dentro del régimen educativo de Bariloche. Desafortunadamente, entendimos que es muy difícil abrir una escuela autogestionada, ya que las supervisiones de adultos obstaculizan el proceso de creación de escuelas de gestión social y cooperativa, mientras que los colegios de gestión privada, no encuentran los mismos los impedimentos. De hecho, ésta última, es la única figura que se reconoce en los últimos años.
Creemos en la educación pública, popular, gratuita y estatal, por lo que pelearemos por el reconocimiento en el ámbito estatal pero sin delegar nuestras responsabilidades y nuestra forma singular de aprender y enseñar.
Aprender a aprender
La particularidad de ser un Bachillerato Popular, hace que algunas características nos diferencien de las actuales escuelas secundarias formales para adultos:
En primer lugar, requiere de la participación activa tanto de educadores populares como de educandos en cuanto a la toma de decisiones, el desarrollo curricular y la resolución de problemas. En este sentido, se contempla un espacio de debate en asambleas donde todos los actores involucrados, incluida la comunidad, puedan informarse, opinar y decidir de manera consensuada. Estos criterios democráticos, incluido por ejemplo no tener directores, nos permiten interpelar aspectos burocráticos del sistema educativo.
Estas instancias materializan las prácticas de horizontalidad que caracteriza el proyecto de los bachilleratos populares e implica un proceso de reflexión, crítica y producción colectiva tanto de las propuestas pedagógicas como de las actividades de organización social.
Por otro lado, la orientación en Ciencias Sociales con el eje en Economía Social, constituye una nueva propuesta educativa que ofrece a los/as estudiantes la posibilidad de ampliar, complejizar y problematizar sus conocimientos sobre aspectos culturales, políticos, económicos y ambientales de diferentes sociedades del pasado y el presente, con particular énfasis en las latinoamericanas y argentina contemporáneas.
En cuanto a su estructura formal los días y horarios previstos son de lunes a viernes de 17 a 21 hs (sujeto a modificación) y la duración de cursada será de tres años, habiendo espacios curriculares trimestrales, cuatrimestrales y anuales.
En este sentido, las materias planificadas distan en gran medida de las dictadas en el sistema educativo formal. A modo de ejemplo, algunas de las materias del primer año son: Identidad y culturas, Problemáticas sociales, Formación histórica y política, Lenguajes y comunicación, Arte y resistencia.
Desde nuestra visión, pensar en estas asignaturas significa promover el desarrollo de una actitud de reflexión crítica y la participación en acciones transformadoras comprometidas con diversos ejes: por un lado, la defensa de la democracia y de los Derechos Humanos y el ambiente, ahondar en una perspectiva antipatriarcal que cuestione el modelo heteronormativo y de asignación de roles de género; como incentivar el conocimiento y respeto por la diversidad de cosmovisiones y culturas, potenciando la capacidad de organización colectiva. Otra singularidad del bachillerato popular es que, en vez de un docente por materia, se trabaja con parejas pedagógicas para los encuentros de trabajo en clase.
En fin, a fuerza de muchas ganas y garra, comenzamos este camino de construcción donde aprendemos enseñando y sabemos que aprendiendo también se enseña. Nos sentimos parte de estos vientos del sur que respiran lucha.
Para finalizar, queremos comunicar que está abierta la inscripción hasta el inicio del ciclo lectivo en febrero y, para anotarse, simplemente ponemos como requisito que los/as solicitantes deben ser personas mayores de 16 años que hayan finalizado sus estudios primarios. El espacio donde funciona el Bachillerato Popular es en Onelli y Osés, donde se sitúa el CAAT 4, en el barrio 169 viviendas. Los invitamos!!!
fotos Ana Maldonado