Un recorrido por la historia de este grupo de vecinos que lucha por la seguridad vial. En medio de sus actividades hacen una pausa para contarnos cómo es eso de compartir la ruta.
La muerte de Pablo (el pelotón se reúne)
Es viernes 29 de Mayo de 2015. Pasaron un año, dos meses y catorce días desde que Diego Pablo Ramos de 47 años, padre de tres hijos y esposo de Paula, fuera atropellado en la Av. Bustillo a la altura del km 19 por un auto que perdió el control a 134 km/h. Y un año, dos meses y siete días desde aquella bicicleteada masiva en el Centro Cívico para exigir una ciudad segura para las bicis y para todos. Desde entonces muchos vecinos son Bicicletas por la Vida y luchan por esos derechos para generar un cambio en seguridad vial.
Voy! (andando sin rueditas)
Hacía bastante que no llovía. Mientras escribo esta nota, afuera hay un diluvio. Pablo no llegó a saberlo, pero la tarde en la que murió fue también lluviosa. Desde mi ventana distingo muchos calcos amarillos en los autos que pasan. Algo está cambiando. Su muerte provocó un gesto multiplicador de solidaridad en los vecinos de Bariloche. Pienso que quizá al día de hoy ese gesto ya debe haber salvado alguna vida (y quizá fue la tuya o la mía).
La bici era su pasión. No es necesario esforzarse mucho para darse de que a alguien le gusta andar en bici. Son personas con voluntad, disciplina, pero ante todo muy alegres. Me inquieta saber que puede repetirse una tragedia en cualquier momento. ¿Y si el momento de evitarlo es ahora?
Yo no lo conocí a Pablo, pero vivíamos en la misma ciudad. No ando en bici, pero tengo un amigo de un amigo que sí. Tampoco manejo, pero mis papás sí y me llevan. Decidí que lo mejor era arrimarme al grupo, escuchar y aprender cómo es esto de compartir la ruta desde ahora. La historia que sigue me la contaron ellos charlando de lo que los une y de lo que hacen para mantener viva la pasión de andar en bicicleta.
Quién era Pablo
Nacho, amigo del Club Andino, recuerda: “Pablo era un tipo alegre, divertido, siempre con la anécdota divertida del día en cada entrenamiento. Pedaleando, recordaba a su familia, hablaba de cada uno. Entrar a su negocio era una fiesta, había que hacerse de tiempo, no porque tardara en atenderte sino porque había mates de por medio. Un buen compañero de viaje. En síntesis un buen tipo para ir ‘a rueda’ en la vida, como se dice”. Carlos, que lo conocía desde que Pablo estaba en La Bolsa en la calle Elflein, sigue: “como dice Nacho, siempre te recibía con la mejor onda y un mate. Era como tomarse un recreo en las tareas diarias, se armaban lindas charlas y a veces el ‘recreo’ se hacía largo (risas). Enamorado de su familia, la bici, la actividad al aire libre y la vida misma”. Andrés, compañero de carreras, agrega “él armó los primeros duatlones del Challhuaco: arrancábamos del barrio El Pilar en bici hasta el refugio del CAB en el valle del Challhuaco y de ahí salíamos en trekking hacia la cumbre. Hermosa carrera, familiar y con ese espíritu de confraternidad que le daba Pablo”.
Cómo sigue esto
(Martín Lambrechts y el Ing. Juan del Valle a partir de ahora hablan en representación del grupo).
Fuimos entendiendo que las necesidades y falencias de la ciudad superaron el hecho puntual (pero no aislado) de Pablo. Nos dimos cuenta de que teníamos que seguir porque puede volver a suceder en cualquier momento.
El pelotón y la meta
Nosotros queremos estar en la calle. Salir a andar en bicicleta, caminar, disfrutar del paisaje, bajar a la costanera de forma segura. Esta es una ciudad turística, el turista que viene gasta un montón de plata, quiere estar tranquilo, disfrutar del entorno natural, pero corre el riesgo de salir y que lo pise un auto porque no hay señales, no tiene lugar, no hay cruces peatonales. Necesitamos lugares públicos para salir. La gente entrenaría, caminaría. Es el abc de una ciudad amigable.
Tenemos dos objetivos: por un lado en generar propuestas para lograr mejoras en infraestructura y por otro difundir una cultura de convivencia y respeto mutuo entre todos los que compartimos la calle. Queremos mostrarle a la gente que todos somos capaces de respetar al otro en el tránsito, que si nos comprometemos a cuidarnos se puede andar en bici seguro todos los días.
Desde 2013 estamos en Estado de Emergencia Vial esperando un Plan Integral de Seguridad Vial que nunca se hizo. A nosotros nos interesa mostrar que la bicicleta es la mejor opción por eficiencia, economía, baja ocupación de la vía pública y porque la podés estacionar en cualquier lado (donde entra un auto entran 10 bicis).
La dieta (no dormirse en los laureles)
Logramos bicicleteadas multitudinarias, seguimos instalando la campaña del “Metro y Medio” y cada día vemos más gente en bici. Ver que se generó un movimiento, que la gente está tomando conciencia, nos alentó a seguir. Vimos que se puede hacer un cambio. Le estamos diciendo a la gente que maneje más despacio y recuerdan que es porque murió alguien.
Nos damos cuenta de que si seguimos trabajando en prevención y campañas de seguridad vial, no sólo desde la bandera de la bicicleta, sino desde plantear que el juego acá tiene que cambiar, podemos hacer una diferencia. La educación vial es importante porque somos vecinos: yo te cuido a vos, vos me cuidás a mí. Esa es la esencia del grupo. Los que compartimos la vía pública somos personas, a todos nos espera una familia que quiere que volvamos sanos y salvos.
Cambio de rodado
Queremos transformarnos en una ONG. Es más compromiso, pero es necesario para poder tener mayor influencia y para tener nuestros propios fondos para llevar adelante nuestras acciones así podemos ir y decir “lo único que queremos de vos, político, es que nos habilites este proyecto”.
Digaló, Ingeniero (esto ya no es el campo)
La Av. Bustillo tiene varios problemas. Su señalización parte de un concepto totalmente equivocado, pero calado a fuego en la gente: que Bustillo es una vía rápida, una ruta interurbana. ¿Por qué está equivocado? Porque el trazado, que tiene más de 70 años, se hizo para unir el centro con el Llao Llao mediante un camino turístico que acompaña las curvas del lago. No está preparado para altas velocidades (esto se agrava con lluvia, helada o nieve). Hoy, Bustillo ya no corre por el campo, sino por el medio de la ciudad. La mínima, que es de 40 km/h, impide que se respete la prioridad peatonal.
Nadie quiere hacerse cargo de tocar la Av. Bustillo. La responsabilidad de esa ruta es de Vialidad Nacional aunque debería ser Municipal. En los ‘90 se empezó un trámite de traspaso que quedó paralizado. Hay un acuerdo con Vialidad Provincial: del 1 al 10 la mantienen ellos y del 10 en adelante Nación. De todo esto nos enteramos cuando empezamos a averiguar por qué no se hacía nada: es por qué todos se pasan la pelota.
Hicimos un estudio de prefactibilidad para la Ciclovía Bustillo. Relevamos puntos conflictivos desde el km 1 hasta el 12.200 (Bahía Serena) para evaluar cómo está el terreno. Del km 1 al 4 el tramo es fácil, hay espacio para una ciclovía. Entre el 4 y el 7 es más difícil, pero por una cuestión política más que técnica. Los principales bloqueos de espacio son accesos de casas. Hay varias opciones para salvar las dificultades más complejas en cuanto a infraestructura pero el mayor problema es que nadie tiene la voluntad política para enemistarse con los propietarios que han invadido las banquinas con sus accesos. Hay que hacer un plan que contemple varias cosas, por ejemplo, casi totalmente paralela a Bustillo corre la colectora principal de cloacas, que va del km 8 a la planta de tratamiento; pero se puede concretar por etapas.
El lobby
Después de un año sin atendernos, en febrero nos recibieron en la Municipalidad. Aunque en el discurso todos apoyan, hay que hacer. Para generar propuestas trabajamos en grupos. Tiramos una idea, armamos los grupos de trabajo, laburamos, nos retroalimentamos, consensuamos y después empieza el lobby, que es lo más jodido. En enero presentamos el estudio de prefactibilidad a la Municipalidad y en junio a Randazzo. Le pedimos que con su equipo haga el proyecto ejecutivo y dé el apoyo económico. También estamos pidiendo biciestacionamientos. Planteamos 20 lugares donde se podrían poner. Es infraestructura barata, fácil de ejecutar e imprescindible para que la gente pueda usar la bici. O sea, para empezar el cambio, danos lo mínimo.
El grupo de educación está trabajando para vincularnos con las escuelas. Sabemos que nuestras posibilidades directas están con la gente. No podemos construir una ciclovía, no podemos convencer a un político de que la construya, pero sabemos que si logramos que la gente empiece a andar en bicicleta, que empiece a respetar no sólo un cartel sino a las personas, algo va a empezar a cambiar. A la larga, no va a quedar otra que hacer las cosas que hay que hacer.
Saltó la cadena
A pesar del problema de la jurisdicción, los ensanches nuevos se hicieron con dinero de Nación. Se gastó un montón de plata en algo que no soluciona nada, que no sirve salvo para las paradas de colectivo, que es donde más pozos se hacen. La gente, que no tiene veredas, camina por los ensanches. Y los autos los usan para doblar y para hacer sobrepasos por la derecha, lo que los vuelve aún más peligrosos para bicicletas y peatones. Otro problema es la retama. Todos los días pedimos que la corten porque no se puede pasar y el ciclista pierde espacios necesarios. Los únicos accidentes que se registran son los que tienen heridos o muertos. Hoy en día los inspectores hacen multas en el centro y controlan la salida de las escuelas. Nada más. Se cometen muchas infracciones todos los días que nadie controla.
Pronóstico favorable
Aunque hasta ahora la infraestructura no cambió en nada las condiciones de seguridad, hay en marcha dos proyectos, la ciclovía en Esandi y la bicisenda de Circuito Chico, una bicisenda recreativa y segura. Serían 15 km hechos de tierra compactada que se llenarán de gente que podrá bicicletear segura.
Novedad: las bicicalles
Otra propuesta que tenemos son las bicicalles. Nuestra idea es que los autos anden por esas calles internas más despacio y que la gente las use para andar en bici. No se necesita infraestructura sino que se les dé el uso. Hicimos la prueba piloto entre el kilómetro 3 y el 8, entre Pioneros y Bustillo, uniendo varias escuelas y jardines. Esperamos que las juntas vecinales tomen la idea. El municipio debe complementar con reductores de velocidad y cartelería. Nosotros pusimos unos 24 carteles con nuestro propio presupuesto. Queremos mostrar que se puede. En la medida en la que esto empiece a hacerse presente, se logrará reeducar: a partir de ahora hay que ir más despacio. ¿Y por qué? Porque así tu hijo puede ir solo a la escuela y deja de haber tantos autos. Como explica el educador italiano Francesco Tonucci, si creés que la calle es más insegura por los autos y por eso llevás a tus hijos en auto, la calle se vuelve cada vez más insegura.
El metro y medio (la ley)
¿Por qué el metro y medio? Esa distancia tiene en cuenta varias cosas: que el que anda en bicicleta está expuesto a caerse y manteniendo esa distancia se puede frenar de forma segura. Que se pueda frenar de golpe si algo obliga a hacerlo. Que uno puede cometer un error de apreciación y “rozar” al otro. En el caso de una bicicleta el resultado de un roce es mucho más peligroso que en otros vehículos, incluso es más peligroso que para un peatón. Uno de los factores de riesgo es la velocidad, específicamente la diferencia de velocidad. Cuanto mayor sea esta diferencia entre la bici y el auto, mayor será el riesgo. Por eso, todo sobrepaso debe ser lento. Si quienes vienen atrás de una bicicleta están apurados, es problema de ellos, el sobrepaso sólo debería hacerse cumpliendo con todas las condiciones de seguridad. La Ley Provincial 4.272, a la cual adhirió la Municipalidad, exige que se deje un metro y medio al sobrepasar. Si no es seguro dejar esa distancia no se debe hacer el sobrepaso hasta que no se den las condiciones de seguridad mínimas.
Agradezco a Martín y a Juan la excelente predisposición y la voluntad para contarme esta historia.