Desde hace unos meses varios jóvenes de los barrios vienen construyendo una sala de ensayo comunitaria para que bandas, murgas, coros y comparsas tengan un lugar público y gratuito en el que expresarse en libertad. De esta manera la promoción de un derecho se convierte en política pública.
Los pibes van cayendo de a uno o en grupos de a dos, pañuelito al cuello, viseras, brazaletes metaleros, zapatillas de lona o borcegos altos. Los hay de todos los estilos, como la música misma que, con diferentes géneros y gustos, nos une a la necesidad primaria de expresarnos en libertad.
La convocatoria es para organizar cómo sigue la construcción de la sala de ensayo comunitaria que, enclavada en la arteria principal de los barrios del alto, avanza en la idea de albergar las expresiones musicales de jóvenes y adolescentes de los barrios.
Los pibes se van acercando al mate calentito que acompaña de mano en mano las inquietudes y desafía el sentido común de los que creen que los jóvenes y adolescentes no se promueven o son apáticos a la participación. La ronda entonces se enciende y salen las ganas de hacer, de proyectar y de soñar un mundo distinto.
La clave del éxito
Las políticas públicas para cualquier sector social siguen siendo producto de un paradigma de democracia representativa en el que los destinatarios de las políticas no participan, ni se enteran de su formulación.
En cambio, la democracia participativa surge de las necesidades de la sociedad y de los procesos de transformación que los grupos experimentan con el tiempo.
El primer paso para que la sala de ensayo comunitaria empezara a nacer fue promover la participación de jóvenes y escuchar cuáles eran sus demandas. Este espacio participativo se fue construyendo mediante las convocatorias a los foros de jóvenes de Bariloche, que se vienen desarrollando desde fines de 2012.
El espacio de los foros nace desde los trabajadores de los circuitos de protección integral tanto del Estado como de las organizaciones sociales de la ciudad. En el armado de los foros se fueron conformando comisiones de trabajo conforme a las inquietudes de los jóvenes, y así nacieron la Comisión de Cultura, la de Comunicación y la de Emprendimientos Productivos. De esta manera, se juntaron distintas experiencias y organizaciones que, desde tiempo atrás, venían germinando la más variada gama de proyectos: murgas, comparsas, radios comunitarias, cooperativas audiovisuales, talleres productivos, experiencias de educación popular, coros, bandas de música y cooperativas de trabajo entre otras.
La gran bestia pop
Así, los jóvenes que se fueron apropiando del espacio de Cultura trajeron un par de demandas claras y concretas: la falta de lugares para ensayar y donde mostrar sus creaciones artísticas. Esta fue la semilla inicial que motivó la participación de los pibes, y el germen para que esa participación no se convirtiera en frustración.
Entonces, los referentes adultos del Foro de Jóvenes, laburantes de los circuitos de protección por la Municipalidad, empezaron a concebir “Puerto Barrios”, un festival donde las bandas y agrupaciones pudieran tocar en el mejor escenario de la ciudad, destinado a las bandas más convocantes del país.
“Fue lo más. Estuvo espectacular. Fue algo que no esperábamos, en el sentido de decir ‘vamos a tocar donde pisaron varias bandas copadas’. El hecho de estar ahí esta re bueno”, nos dice Carlos Parra, de la banda de rock Cerebro Urgente, acerca de su participación en el festival Puerto Barrios.
La idea de estos festivales permitió poner en práctica una de las demandas de los jóvenes: la democratización de los espacios de promoción de la cultura. “Los festivales Puerto Barrios buscan que los chicos que se dedican a estas actividades artísticas se puedan expresar en espacios adonde generalmente los chicos de los barrios no acceden: la Baita, Puerto Rock, El Roxy, el Centro Cívico inclusive, que es para bandas nacionales pero no para las de acá”, enumera Victoria Olvar, trabajadora del área de Desarrollo Humano de la Municipalidad y referente del Foro de Jóvenes.
El festival fue un éxito de convocatoria y participación, lo que motivó el armado de un segundo “Puertos Barrios” para la Semana x los Derechos. Pero el objetivo más importante fue que los pibes de diferentes barrios, procedencias y gustos musicales pudieron trabajar juntos por un objetivo en común. Los sueños encendieron la vigilia. La gran bestia pop se puso en marcha.
Dale azulejo
Canalizada la primer demanda, quedaba pensar qué espacio podía ser destinado para lugar de juntada y ensayo de las bandas, murgas, coros y demás agrupaciones.
Como los referentes de la Comisión de Cultura trabajan en la Municipalidad, pudieron gestionar el uso compartido de un espacio dentro de la delegación de Pampa de Huenuleo donde hasta las 16.00 funciona un centro recreativo. Conseguido el lugar destinado a la sala, el desafío era hacerla acústica y adaptarla para las bandas.
“A través de los foros nos juntamos bandas, murgas, coros y nos pusimos a pensar en un lugar físico donde poder ensayar y ejercer lo que a cada uno le gustaba. Ahí surgió la idea e hicimos el proyecto de una sala de ensayos, conseguimos este lugar (que es de la Municipalidad) y nos dieron los fondos para hacer acustización”, destaca Peter, de la banda Cerebro Urgente.
“Para eso y para el mural se hicieron dos talleres. Daniel nos enseñó y trabajamos con él en el armado de las placas y de las trampas de sonido, y con Andrea diseñamos y pintamos los murales”, cuenta Carlos, también de la banda Cerebro Urgente.
A medida que los jóvenes se fueron apropiando del espacio y de la toma de decisiones, fue aumentando su participación en el proceso de transformar y canalizar una necesidad en algo real y palpable. También fue fundamental el compromiso de los adultos que le pusieron el cuerpo en decenas de horas y reuniones por fuera del horario habitual de trabajo, un compromiso que no todos desean asumir.
La sala ahora ya se encuentra acustizada, pintada e iluminada y las bandas que cuentan con equipos propios pueden hacer uso de ella.
El paso siguiente es poder dotarla de equipos como los que cuentan las salas de ensayo comerciales, para que la falta de equipos en las bandas no sea limitante a la hora de expresarse a través de la música.
A la vez, los chicos le van buscando la vuelta a la organización comunitaria de la sala: “Estamos yendo de a poco con la organización del espacio. La idea es que las bandas que vengan acá se hagan como socias del lugar y puedan usar la sala, que se copen con algún elemento para la limpieza del lugar y el mantenimiento”, cuenta Carlos. Peter agrega: “Como es comunitaria, todos pueden venir a aportar sus ideas y lo que piensan; y como podemos manejarla entre todos, es bien democrática la situación, porque nadie manda, sino que venimos y organizamos los horarios entre todos”.
También empiezan a visualizar la autogestión como herramienta para conseguir el equipamiento de la sala: “Necesitamos conseguir los equipos, a través de lo que sea, no se trata de pedir, sino de laburar un poco, tenemos una cocina linda para hacer empanadas y aportar para conseguir eso.” Y se atreven a soñar con proyectos mas ambiciosos: “Estamos hablando de hacer un estudio para grabar. Como el lugar es grande, permite que vengan a grabar coros, murgas y bandas de todo tipo. Nos gustaría hacer un lugar para grabar a las bandas y sacar un sello discográfico de la sala” , se entusiasman los chicos de Cerebro Urgente.
BISES: ¡Vamos las bandas!
Cuando se crean espacios de participación comunitaria nacen las mejores ideas porque son los propios destinatarios los que saben cuáles son sus necesidades y sus deseos. Cuando el Estado acompaña ese proceso participativo nacen las políticas públicas, esas que dan respuesta a las verdaderas necesidades de la gente.
Por eso profundizar y convertir los Foros de Jóvenes en política pública municipal es el primer paso para que las voces de los adolescentes y jóvenes sean tomadas en cuenta a la hora de formular las propuestas, que harán florecer mil flores llenas de música y poesía.